Rabia

Vagas palabras dichas en furor, sin sentido alguno salieron sin importar error.

Ahora están divagando los corredores vacíos del alma, echando a perder el poco aliento de la voz. Aquellas palabras eludidas se movían como el viento sacudiendo una palma, que se mueve y sigue esperando la calma.

Me calenté la cabeza, humo llenando mi alma, finalmente, gire mi rostro y sorprendido entendí, todo el agite fue en vano; las palabras nunca llegaron a su destinación.

– A. Garcia